Gracias Luis, por ser nuestra leyenda celeste, por cada lágrima de alegría, por cada grito de orgullo y por la enseñanza de que con lucha y garra se puede volar tan alto como se quiera.
Gracias Luis, por ser nuestra leyenda celeste, por cada lágrima de alegría, por cada grito de orgullo y por la enseñanza de que con lucha y garra se puede volar tan alto como se quiera.