CARLOS VIVES
ANDRÉS CALAMARO
«En aquellos años de Raíces – Beto Satragni prestábamos mucha atención a ciertos episodios afrolatinos en el mundo; no estudiábamos Fania ni la clave afro-cubana: la orientación era hacia el beat uruguayo mulato y la fusión mundial con brasileños. Ruben era Jesucristo para Raíces.
Escuchábamos Opa, “Fingers (El Rada)”… “dedos son dedos”; todas las grabaciones con los Fattoruso y Rubén. Con fruición. Una tarde vino Rubén al ensayo en Corrientes y Cerrito y fue como ver aparecer a Jesús. Ni menos ni más. Después Rada ya se instala en la escena porteña de músicos muy buenos, profesionales de jazz. Y reencarna en el Negro Rada amado en Argentina. Pero en la sala de ensayo… apareció como el Nazareno. Unos años más adelante Ruben estaba instalado, grabando en Buenos Aires, actuando y más accesible para sus admiradores y compañeros. Tuve la fortuna de verle y de grabar juntos. Es una maravilla de cantante y músico de percusiones. Una persona dulce que nos recibe en Montevideo con su familia.
Cuando vino a escucharnos en Montevideo (en 2019, en su show en el Antel Arena) me cagué. Ruben en el escenario es una cosa: abajo y escuchándote cantar es un examen. La próxima vez le ruego que suba a tocar y cantar con nosotros.
Gracias por tanto, el privilegio de tu arte y tu amistad, querido Ruben.»
DANIELA MERCURY
URBANO MORAES
«Conviví mucho con Rada. Para mí es un hermano muy grande. Convivimos en muchas cosas, ya sea musicales o personales. Por otro lado, es un ídolo: para mí es el artista más grande de Uruguay. Es más importante que cualquier presidente, porque los presidentes pasan, pero Rada va a quedar en la historia de la música como un artista del que no hay otro. Lo que canta, lo que expresa, el sonido, el dominio… No hay. Está muy lejos de todo. Es un artista, como (Eduardo) Mateo, al que no se le dio pelota; es conocido porque es tremendo artista pero, en realidad, nunca hubo compañías que le dijeran: vamos a hacer un contrato por tres discos y tantos años. Toda la vida peléandola.
Tengo un recuerdo alucinante de haber tocado dos años con Rada en Argentina. Primero porque es Rada, que lo admiro y lo admiré siempre; y después por toda esa banda que tenía y que era increíble. Laburábamos mucho y el Negro era el número uno en Argentina. Él levantó a muchos músicos que ahora son famosos: los puso de teloneros para darles una mano. Siempre fue un salado. Laburamos muy bien, y el repertorio de Rada en ese momento era absolutamente increíble. Con ese repertorio podías tocar en cualquier festival de cualquier parte del mundo. Es lo más grande que hay.»
VALERIA LYNCH
La historia de Rada y Valeria Lynch (1952), una de las cantantes más famosas de Argentina, se remonta a los años 70, cuando compartieron en Buenos Aires la obra Hair y empezaron una larga amistad. Sin embargo, Valeria dice que fue en los últimos años, como su compañera en el reality La Voz de Canal 10, que descubrió qué había detrás del Negro Rada.
LITTO NEBBIA
«La vida del músico tiene esta posibilidad enorme de ir conociendo mucha gente a través del camino. También de encontrarte con artistas de la variedad más disímil, que nunca imaginaste.
Con mi larga trayectoria, uno de los momentos más nobles y afectivos para mí, es haber conocido y tocado y grabado con el Negro RUBEN RADA. Una belleza de persona, superhumilde, músico superior.
Como nos pasa a casi todos los músicos, el gran público conoce algunas canciones, las más populares, con las que se identifica («Ayer te ví» o «Cha Cha Muchacha» en el caso de Rubén). Pero por favor, escuchen la canción «El Negro y la milonga» del album que hicimos juntos en los años 80.
Rada está cumpliendo sus 80 años. La mejor celebración que pase entre los suyos. Desde aquí, un abrazo de corazón.»
Litto Nebbia (1948) es músico, pianista, compositor y uno de los pioneros del rock argentino. Mientras Rada vivía en Argentina, Nebbia le produjo los discos Pa’ los uruguayos, de 1989; Las aventuras de Litto Nebbia y Ruben Rada, que grabaron juntos y publicaron en 1991; y Terapia de murga, de 1994.
Emmanuel Horvilleur
Un padre musical y espiritual, un manantial de canciones, un artista con el don de dar “la bendición”. Nicolás Ibarburu (1975), uno de los guitarristas más celebrados de su generación, habla del Negro con admiración, pero también con el conocimiento de haber compartido la vida —la artística y la familiar— con “el gran maestro Ruben Rada, lo más grande que hay”.
JULIA ZENKO
Cantante y actriz argentina.
Con Rada han compartido escenarios y estudios y, por ejemplo, grabaron para el disco Terapia de murga (1991) del Negro. En esta historia cuenta sobre su amistad, y destaca a Rada como un gran anfitrión y cocinero.
“Me empezó a gustar Rada cuando era chica. Era muy común, en los asados del mediodía en Melo, que mi padre se recolgaba a poner música y los temas de cabecera siempre eran los de Rada. Y yo era fan, fan. Me lo crucé algunas veces siendo chiquita y una vuelta, hace 20 años mínimo, estábamos en el shopping de Punta Carretas y lo vi pasar”, relata Virigina. “Y le dije a mi madre: ‘Me muero, quiero ir a abrazarlo, no sé’. Ella me acompañó y lo seguimos de atrás mientras él se iba hasta un ascensor. Casi nos subimos con él, y cuando se da vuelta y nos mira, mi madre, en vez de cantarle una canción suya, le dice: ‘Azúcar’, por el tema de Celia Cruz. La cara de Rada fue de película: ‘¿Y esta? ¿Qué onda?’”. El ascensor se cerró y él se fue. El enojo de Virginia quedó para la historia.
Recién hace seis años pudo sacarse la espina. Virginia, que ahora tiene 29, había ido con su madre y su abuela a merendar al bar Facal y ahí, en la esquina de la Fuente de los Candados, lo vio aparecer. “Yo ya había dejado un poco de costado el fanatismo, pero me acerqué, fue remacanudo y me saqué la foto con él”, cuenta. “Así que ya está. Sueño cumplido”.
Jimena lo descubrió en la época de los shows de Rada para Niños. Era 30 julio de 2005 y el músico se presentaba en el entonces Conrad de Punta del Este. Y como justo estaban por allí, Jimena y su madre sacaron entradas para el show. Sin embargo, no sabían cómo entrar al teatro y se perdieron. Terminaron en la parte de atrás del lugar, y cuando estaban por subir a uno de los ascensores, se abrió la puerta y allí estaba Rada. “Jimena quedó dura, no sabía qué hacer”, relata su madre. “Le pedimos una foto y fue re crá. Rada es divino tipo”.