Paula Ojeda
El 26 de octubre, los focos estaban puestos desde hacía varios días en la agenda electoral. En menos de 24 horas, los uruguayos elegirían cómo estarían conformado el Parlamento los próximos cinco años y se encaminarían a elegir al próximo presidente. Pero bastante antes de que muchos se levantaran en ese sábado soleado, un accidente inédito sacudió la rambla de Pocitos.
Un ómnibus de la empresa Cutcsa, de la línea 121, tomó Avenida Brasil a contramano en dirección a la Rambla. Eran las 7:30 de la mañana. Videos internos del ómnibus muestran cómo dos jóvenes —un hombre y una mujer— intentaron pedirle al chofer, de 65 años y 40 años de experiencia, que detuviera el vehículo. Él solo atinó a pedirles que esperen.
Llegaron a la Rambla y el ómnibus cayó a la playa. Milagrosamente no chocó a ningún auto ni transeúnte, lo que hubiera agigantado el desastre.
Una mujer de 55 años, Karina Dafonte, sufrió una grave lesión en la rodilla y se le rompieron los tendones. Falleció a los pocos días. Hubo otros 14 lesionados, en un principio cinco estuvieron graves.
A tres meses del hecho, El País realiza una puesta a punto del caso.
Aunque el caso judicialmente no ha tenido prácticamente avances y el motivo por el que un ómnibus de Cutcsa terminó estrellado en la playa Pocitos aún es un misterio, ya hubo al menos una negociación entre un familiar de una de las víctimas y la empresa para llegar a un acuerdo reparatorio. Así lo confirmó el abogado del marido de la mujer fallecida en el accidente, Leonardo Narancio, a El País.
“Presentamos el reclamo civil administrativamente directamente en Cutcsa y rápidamente llegamos a un punto de encuentro”, explicó Narancio, que alcanzó un acuerdo en representación del marido de la víctima. Él también representa a la hermana de la mujer, que no participó del acuerdo y su situación se analizará aparte.
La víctima tenía 55 años, se llamaba Karina Dafonte y era oriunda de Tacuarembó. Hacía tres meses que había conseguido trabajo como portera en un edificio de Pocitos.
Los acuerdos reparatorios se validan en la vía penal luego de que la persona que se estima es responsable del hecho sea imputada por la Justicia, cosa que en este caso aún no ocurrió. Este tipo de acuerdos pueden realizarse para una cantidad específica de delitos, entre los que se encuentran aquellos cometidos en forma culposa. Es decir, cuando el hecho se produjo por negligencia, impericia o falta de cuidado, pero no con intención.
Aún hay dudas sobre cómo se implementará, teniendo en cuenta que en el mismo hecho hubo otros lesionados que, por el momento, no han tenido contacto con la empresa para buscar eventuales acuerdos. También dependerá de la calificación jurídica que el fiscal estime pertinente, aunque por el momento la carátula de la investigación es de homicidio y lesiones culposas. Si él considerara que el delito de homicidio no fue culposo sino que se produjo con intención, ya no se podría llevar adelante un acuerdo reparatorio por vía penal. El homicidio no se encuentra dentro del compendio de delitos intencionales que se pueden solucionar con este tipo de acuerdos.
En el caso del marido de la víctima, no tenían hijos en común ni dependía económicamente de ella para vivir. A su vez, el fallecimiento ya ocurrió. A diferencia de una lesión en donde, muchas veces, se demora meses para saber cómo evolucionará. Eso permitió que el acuerdo se gestionara con relativa rapidez.
Con la presentación de Narancio en Cutcsa comenzó la negociación, siempre comparándose con el monto que podrían obtener si hubieran hecho el juicio civil. El monto acordado es confidencial, pero en casos así por este tipo de juicios suelen obtenerse entre US$ 20 mil y US$ 25 mil, producto del daño moral generado.
Al aceptar el acuerdo, el marido de la víctima renuncia a la posibilidad de enjuiciar civilmente a la empresa.
El País consultó a la empresa de ómnibus a través de su encargado de Comunicación, pero no obtuvo respuesta.
Las cifras más altas en este tipo de acuerdos suelen otorgarse a personas jóvenes que dependen de su trabajo para vivir y que deben dejar de ejercerlo producto de la lesión generada. O también a aquellos que deben mantener hijos. En esos casos, además de cobrar por el daño moral, se calcula el monto a pagar por lucro cesante.
El País contactó a otros tres abogados involucrados en la causa. Dos de ellos manifestaron que no tuvieron contacto con la empresa de transporte y el tercero indicó que desde Cutcsa le dijeron que cuando fuera a presentar el reclamo civil se comunique a ver si podían iniciar una conversación al respecto.
Hay uno de los pasajeros que se quebró la cuarta vértebra lumbar y eso afectó la quinta. Debió someterse a una cirugía de alta complejidad en la que se le colocaron tornillos de titanio para sostener ambas vértebras.
“Podría haber quedado paralítico en una silla de ruedas de por vida. Ahora está enfrentando un proceso de rehabilitación para volver a caminar con normalidad aunque ya le dijeron que no iba a ser lo mismo”, señaló su abogado, Gumer Pérez, quien agregó que “hay un antes y un después del accidente”.
La causa penal
Hay pruebas que son claves para resolver el caso y que hasta hace pocos días no estaban a listas y a disposición de los abogados. Ahora, algunas de ellas comenzaron a formar parte de la carpeta de la Fiscalía. Las pruebas que deben presentarse para conocer mejor la naturaleza del caso son las pericias del departamento de Accidentología Vial, que buscarán determinar si el ómnibus estaba en condiciones de circular y si los frenos estaban en correcto estado, pericias psiquiátricas al chofer y la pericia técnica de su celular.
Al declarar, el chofer del ómnibus insistió en que no recordaba qué era lo que había pasado y se le impusieron medidas de mínima restricción: fijar domicilio, se le prohibió salir del país y se solicitó que otorgue su historia clínica.
El trayecto del 121
El chofer del coche n°149 de la línea 121 declara que comienza su turno en la Planta Añón con destino expreso Punta Carretas.
El hombre declara que sale desde Punta Carretas para hacer el circuito Ciudad Vieja y luego no recuerda más nada.
15 pasajeros a bordo, el ómnibus cambia de senda en Avenida Brasil y Soca y se dirige hacia la rambla a contramano.